Con la plata se quedó el argelino Djamel Sedjati (1:41.90) y el bronce lo ganó el canadiense Marco Arop (1:41.95), mientras que el español Mohamed Attaoui (1:42.21) fue quinto, repitiendo la posición que obtuvo el año pasado en la final olímpica.
Wanyonyi tomó el control de la carrera en la mitad de la primera vuelta, asumiendo el riesgo de poder pagar el sobreesfuerzo en el esprint final.
En los últimos 100 metros, el público del estadio Nacional de Tokio creyó por un momento que el keniano llegaría demasiado corto, pero aceleró de nuevo para cerrar una carrera que dominó casi de principio a fin.
Emmanuel es considerado desde hace tiempo el hombre llamado a batir el récord mundial de su compariota David Rudisha (1:40.91, en pie desde 2012), pero esa plusmarca se le resiste.
El año pasado, en la final olímpica de 800 metros en el Estadio de Francia, Wanyonyi se convirtió en el tercero más rápido de la historia en esta prueba, solo superado por Rudisha y por el danés Wilson Kipketer (1:41.11).
Unas semanas más tarde, E. Wanyonyi alcanzó el crono de Kipketer en una reunión en Lausana (Suiza).