Centro de estadísticas del Barcelona-Virtus Bolonia
En este período de transición hasta que el lunes comience de nuevo la era de Xavi Pascual, el Barça ha completado su doble jornada europea con victorias en Múnich, ante el Bayern el miércoles, y ésta del viernes en la Ciudad Condal.
Comenzó fuerte, con ganas de olvidar los pitos recibidos en el último choque en el Palau de Joan Peñarroya. Un 5-0 que hizo ponerse las pilas con celeridad a la Virtus, que retomó el control del marcador. Punter y la entrada de Lapro y Hernangómez dieron otro aire a los culés y el choque se movió en guarismos bajos, con fallos varios cercanos al aro y con intercambios constantes en un marcador que cerró el primer cuarto con 20-19.
En el siguiente, sin embargo, los italianos elevaron el nivel de juego y su ritmo (27-33), y solo los triples de Laprovittola y Brizuela frenaron la sangría. Pero la defensa azulgrana no era la mejor, combinando buenas manos con despistes que dejaban correr y penetrar a los visitantes. De ahí que los de Dusko Ivanovic mantuvieran su ventaja hasta que apareció Punter para poner orden en el correcalles en el que se había convertido el partido. Dos triples suyos, especialmente el del bocinazo final desde el medio campo, permitieron al Barça marcharse al descanso por delante (45-43) tras un 8-0 de parcial.
Qué parcial más brutal
Después de haberse mantenido vivo gracias a un fantástico 8/12 en triples, los pupilos del interino Óscar Orellana firmaron un desastroso 0/7 desde el perímetro. Ahí, y en las rápidas faltas con las que se cargaron los catalanes, estuvo el problema para pasar de un 57-53 al 61-67 con el que se cerró el tercer cuarto.
Nada que no pudieran remediar en los 10 últimos minutos. Como si hubieran querido jugar con el rival para saborear mejor la remontada, calentó la muñeca la Mamba Vasca, se contagió Joel Parra, y con tres triples consecutivos y una defensa asfixiante también liderada por ambos, le dieron la vuelta a la tortilla con un 16-0 (77-69, min. 34).
Pudo ser el punto de inflexión para romper el partido, mas los boloñeses, con Diouf, recuperaron su esencia y se plantaron en el último minuto solo tres abajo. Clyburn entonces reclamó el balón, se la jugó con un triple arriesgadísimo... y lo clavó (86-80) a 50 segundos del final.
No tuvo ideas la Virtus para reaccionar y terminó el encuentro con 88-81 y un Barça que duerme tercero en la máxima competición continental.