Centro de estadísticas del Estrella Roja-Real Madrid
Uno de los grandes clásicos del baloncesto europeo y de mayor rivalidad en el continente no podía defraudar, ya fuera en calidad o en ambiente. El primer cuarto, desde luego, fue espectacular, con gran acierto de ambos y con nombres propios con actuaciones siderales. Comenzó golpeando Miller-McIntyre, que acabó esos primeros 10 minutos con 12 puntos sin fallo. Pero Maledon también se activó pronto para que el Real Madrid no perdiera la cara. Y a él le cogió el testigo Okeke, poderoso en el rebote ofensivo, y muy acertado con sus ocho puntos y un solo error. Así se fueron ganando los blancos 20-25 después de haber dominado hasta de +9.
Una ventaja que llegó a ser de +11 con un 0-6 de salida, pero que fue mermando hasta que el Estrella Roja, con un triple de Nwora, dio la vuelta a la tortilla a dos minutos del descanso. En el camino, los de Scariolo se dejaron multitud de puntos con un porcentaje inferior al 30 % en tiros de campo y sin llegar al 60 en los libres. La capacidad reboteadora de los balcánicos y la inspiración de Kalinic hizo el resto para que el Belgrado Arena llegase al éxtasis al ecuador (43-39).
Arde Belgrado, estalla Scariolo
Lejos de aplacarse los ánimos locales, la puesta en marcha del tercer cuarto llegó con un vendaval. Mientras en la grada subían los decibelios de manera que retumbaba el parqué, los jugadores rojiblancos se creían mejores de lo que ya de por sí son. Crecidos en su orgullo y en su nivel, ni un tiempo muerto ni las continuas rotaciones servían para que el Madrid frenara la sangría. La defensa hacía estragos en Campazzo y Tavares, apenas uno y dos puntos cada uno. Ni las mandarinas a la desesperada de Llull servían, hacían agua en vez del habitual zumo. También Hezonja, siempre silbado, andaba en uno de esos días chungos, obsesionado con los triples. Scariolo la tomó con los árbitros y se ganó una técnica. Y así seguían aumentando los estelares rojos su máxima renta, que llegó a ser de +14 al entrar en el último acto (67-53).
Con el Real Madrid grogui, sólo Okeke respondía a las exigencias. Insuficiente para controlar la exhibición de un Estrella Roja estratosférico que se negó a bajar el ritmo ni la intensidad. Tenía al enemigo contra las cuerdas, a la presa entre los dientes y sólo el orgullo merengue, a pesar del 5/27 en triples, permitió que la diferencia en el marcador no fuera escandalosa. Al final, 90-75 y gracias.
Los MVP
Nwora y Miller-McIntyre, con 18 puntos, fueron los máximos anotadores de los serbios. Kalinic, con 10 puntos y 7 rebotes sumó 20 de valoración. Por parte madridista, Okeke se quedó en 25 créditos con sus 16 puntos y 8 rebotes.