El malagueño, nacido en Buenos Aires, un ejemplo de constancia, profesionalidad, clase y educación, el perfecto deportista, dice adiós al karate, el deporte que descubrió con apenas seis años como actividad extraescolar en Torremolinos, y que se convirtió en el epicentro de su vida con una carrera deportiva que le llevó a trasladarse a Madrid para entrenar en mejores condiciones y dar el salto de calidad necesario para hacerse leyenda.
"Querido Karate: Es hora de decirte adiós… Pero antes, nos queda un último baile". Con esas palabras arranca un vídeo en el que, con la locución del propio Damián, recuerda cómo se enamoró del karate y cómo quiere despedirse de él, con un nuevo éxito en esa especialidad de kata a la que ha puesto de moda.
Ingeniero aeronáutico por estudios, casi nunca ejerció. En los últimos tiempos le ha cogido el gusto a eso de la televisión, con participaciones muy recordadas en Supervivientes y en algunos concursos. Pero ese futuro profesional queda ahora mismo aparcado. Porque cuando Damián Quintero se centra en algo, pone todos los sentidos en eso. Y ahora lo único que le importa es seguir honrando a su deporte y dedicar un nuevo éxito, una nueva medalla, a su familia, que para eso fue padre hace meses, y a los que siempre le han acompañado en los buenos y en los malos momentos.