Lo visto a lo largo del sábado en el circuito de Shanghái invitaba a pensar que la carrera iba a ser emocionante y disputada, sin un favorito claro y con varios aspirantes a la victoria. Sin embargo, el piloto australiano hizo una formidable salida y pronto ganó distancia respecto a su compañero Lando Norris, y eso que este último había sido capaz de adelantar. Entretanto, los dos corredores de Ferrari se tocaban de nuevo, algo que ya ocurrió la semana anterior.
Un problema en el sistema de frenado arruinó la trayectoria de Fernando Alonso en tierras asiáticas: el asturiano abandonó minutos después del inicio y se marcha sin sumar ningún punto, como Carlos Sainz (13º). Mejor le iba la cosa a George Russell pese a caer a la tercera plaza, aunque todavía dispuesto a plantar batalla a los McLaren. Algo más lejos de la cabeza se situaba Max Verstappen, resignado al sexto puesto y tras la estela de dos monoplazas de color rojo.
El graining -degradación de los neumáticos al pegarse virutas de goma por la diferencia de temperatura entre estos y el asfalto- empezó a ganar protagonismo. Yuri Tsunoda fue el primero en acudir a boxes, un movimiento que luego emularon los primeros clasificados. Esta situación dio pie al intercambio de posiciones entre el segundo y el tercero, aunque fue algo efímero. El duelo entre británicos ganaba en emoción e intensidad.
Doblete de McLaren
Leclerc mejoró sensaciones y empezó a rodar muy rápido, lo que provocó que Hamilton recibiera la orden de dejarle pasar. Y eso que el monegasco, que seguía presionando a Russell, tenía el alerón delantero tocado. Mientras, Piastri y Norris jugaban su propia liga e incluso se asentaban en 1:36, ritmo que apenas emulaban unos pocos. Verstappen, cada vez más lejos del top cinco, no estaba precisamente en ese grupo.
La vuelta 30 generó otra brecha entre Oscar y Lando y el resto. La batalla entre ambos parecía casi resuelta, pero el ganador de Australia apretó en su intento por no renunciar al triunfo, que igualmente quedó lejos. El vigente campeón del mundo debía resistir ante las embestidas de Lewis, que perdió fuerza pese a haber puesto goma dura. De hecho, el neerlandés llegó a tiempo para rebasar a Charles, quien acabó cediendo el cuarto lugar.