Entre los objetos más preciados de su vida, Domènec Torrent tiene, resguardado y bien cuidado, un pedazo de red de la portería del Olímpico de Roma en la que Lionel Messi anotó de cabeza el gol definitivo con el que el FC Barcelona ganó la Champions League en 2009.
El 27 de mayo de ese año quedó para siempre en la memoria del catalán, quien formaba parte del cuerpo técnico de Pep Guardiola en su primera temporada como técnico blaugrana. Después de abrazarse con propios y extraños, Torrent no pudo contener las lágrimas y se puso a pensar en todo lo que había cambiado su vida en poco más de un año.
En 2007, tras 16 años de picar piedra como técnico de categorías menores en donde volvió a encontrar el amor por la pelota después de haberse retirado del profesionalismo con tan sólo 27, recibió el llamado de Guardiola, quien tenía en puerta su primera aventura como entrenador en el empolvado Barca B, que estaba olvidado en la Tercera División, para que se sumara a su equipo de trabajo.
Ni Torrent ni nadie, excepto Pep, sabían que el mundo del fútbol mundial estaba a punto de vivir una revolución. Sí, el catalán entendía que el icónico jugador del Barca era un obsesivo que vivía por y para la pelota desde sus tiempos como futbolista, pero ni por asomo se le ocurría pensar que iba a experimentar, de primera mano, el último gran cambio cultural en el deporte más popular del mundo.
Todo empezó a tener sentido desde la primera charla que tuvo con el de Santpedor y supo que estaba ante un genio. Al año, después de que la filial del Barca logró el ascenso a la Segunda División B y a Pep le ofrecieron hacerse cargo del primer equipo, Torrent estuvo de acuerdo con Guardiola cuando en su primera conferencia de prensa le dijo al mundo que se preparan porque se iban a divertir.
Una escuela perpetua
Fueron 10 años los que Torrent estuvo junto a Pep: primero en la ciudad condal bajo el resguardo de su Cataluña adorada, luego en Munich con el gigante Bayern donde su método dejó huella y por último dos años en el Manchester City. En ese tiempo, Domènec valoró para siempre la posibilidad de formar seres humanos por medio de la pelota y lo envalentonó, con los conocimientos adquiridos como principal bandera, para buscar forjar su propio camino.
En 2018, cuando Torrent aterrizó en Nueva York para hacerse cargo de la filial del City Group en esa ciudad, el catalán se alejó de Guardiola físicamente pero no en espíritu. Pero, aunque llevaba consigo arraigado el gen de Pep, pronto entendió que su método requería de una cierta jerarquía que no se encuentra fácilmente en cualquier parte. Por eso, Domènec se quedó con la esencia: competir y amar a la pelota por sobre casi cualquier cosa.
Y aunque ni en Nueva York, Brasil o Turquía pudo ganar trofeos como Pep, el estilo Torrent pronto comenzó a hacer ruido en sitios donde urgía establecer una forma de entender el juego. Por eso, cuando el Atlético de San Luis tuvo la necesidad de reforzar un serio proyecto deportivo que recién había establecido, la directiva supo que en Domènec tenían a la persona indicada para dirigir las ilusiones del club mexicano.
Una afición a sus pies
El Atlético de San Luis no es un equipo de jerarquía en México. Si bien el estado puede presumir de cierta historia futbolera con otros colores y nombres parecidos, nunca ha sido relevante para la opinión pública del país. Sin embargo, todo eso cambio en mayo de este año cuando Torrent asumió el cargo del equipo potosino y de inmediato plantó su forma de entender la vida.
En poco más de medio año, el catalán ha revolucionado a la liga en una época en que, en medio de decisiones anticompetitivas y deplorables de los directivos, la competición doméstica se ha llenado de buenos entrenadores extranjeros a falta de entrenadores mexicanos que se han visto superados en preparación y comprensión del juego.
El catalán ha formado un equipo que parte de la misión básica de generar y encontrar espacios que ocupar para hacer daño al rival. A veces con salidas limpias y con muchos toques y otras con latigazos veloces, el San Luis es fiel reflejo de su entrenador con una forma de plantarse en la cancha que ha provocado el orgullo de una afición pasional que no oculta su orgullo de ser potosino.
Así, con la pelota de por medio, Torrent tiene a su equipo en semifinales de la liga y con una ventaja de un gol para el partido de vuelta frente a Rayados en Monterrey, mientras una afición agradecida con él intenta controlar sus emociones. Sin importar la diferencia abismal en ambas nóminas y en jerarquía de sus jugadores, este sábado 7 de diciembre, Domènec puede seguir haciendo historia en México, un país del que se ha enamorado por su gente y su forma de devorarse la vida como lo ha hecho él.
Porque si bien, pase lo que pase en la cancha del BBVA, Torrent seguirá al frente de un proyecto pasional que lo llena de orgullo, la gente de San Luis Potosí anhela coronar un año con un título inédito que le dé a su entrenador la alegría plena que se merece. Y que, tal como pasó en Roma, Domènec llore de felicidad y pueda tener, resguardado y bien cuidado, un pedazo de red de una portería mexicana de la que pueda sentirse orgulloso el resto de su vida.