Exhaustos mentalmente, ninguno se vio con fuerzas para continuar jugando y llegaron a ese acuerdo que, lógicamente, tuvo que ser corroborado por la Federación Internacional (FIDE), la misma que estuvo en la picota días atrás tras sancionar al propio Carlsen por vestir vaqueros en la competición. Después de la polémica rectificó y su flexibilidad y modernidad se han visto incrementadas con esta decisión de dar por válido lo de proclamar a dos campeones del mundo.
"Si hubiéramos continuado, uno de los dos habría ganado por agotamiento. Eso hubiera sido muy cruel. Los dos estábamos muy cansados y nerviosos. Como es normal, habrá gente a favor y en contra", declaró Carlsen.
El caso es que no es la primera vez que se produce algo así en una competición profesional. Ocurrió, por ejemplo, en la final de salto de altura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 cuando el italiano Gianmarco Tamberini y el catarí Mutaz Barshim decidieron que era mejor ganar ambos la medalla de oro que no seguir luchando para desempatar por ver quién era el campeón y quién el subcampeón olímpico.