El Mónaco estuvo a punto de pagar caros sus fallos defensivos. Erling Haaland marcó dos goles que pudieron bastar al Manchester City para ganar en el principado.
Hace quince días, el Mónaco empezó de la peor manera posible su andadura en la Liga de Campeones, con una dura derrota en Brujas. Necesitaban puntuar en su primer partido en el Louis-II, pero iba a ser un asunto complicado. Era el Manchester City quien acudía al principado el miércoles por la noche.
Los sky-blues se instalaron rápidamente en el campo del Mónaco, tejiendo su telaraña en el centro del campo. El Mónaco se resignó rápidamente a contragolpear, no necesariamente la peor idea, pero defensivamente el ASM se mostró apático y vio cómo Erling Haaland se paseaba por el centro del campo para batir por alto a Philipp Köhn.
El gol encendió al Mónaco, que se lanzó al ataque contra la portería de Gianluigi Donnarumma. Y Jordan Teze sólo tardó tres minutos en disparar a la escuadra y poner las tablas en el marcador.
Fue un momento de euforia que dio paso a la tristeza de ver a Vanderson entre lágrimas, abatido y obligado a abandonar el terreno de juego a los 20 minutos. El ritmo aumentó de repente y el City aprovechó para recuperar el control del balón. Las ocasiones se sucedieron, la principal de Phil Foden, que sacudió el larguero de Köhn.
El guardameta también salvó un buen disparo de Nico O'Reilly, y desvió otro de Bernardo Silva. Desgraciadamente, la pasividad de la defensa volvería a costar cara cuando Haaland se elevó para cabecear a la red bajo la atenta mirada de la defensa, permitiendo al City marcharse con ventaja al descanso (1-2).
Buen regalo para el Mónaco
Sin embargo, tras el descanso, el partido adquirió tintes de eliminatoria. El Mónaco quería volver a meterse en el partido rápidamente y tuvo los medios para hacerlo. Donnarumma debió estar atento a un disparo de Maghnes Akliouche. El internacional estaba en plena acción, y sus compañeros siguieron su ejemplo para hacer llover las ocasiones. El City parecía esperar en la sombra la oportunidad de sentenciar definitivamente el partido.
Y esa oportunidad llegó en el minuto 73, cuando la defensa volvió a aflojar sus remaches, permitiendo a Tijjani Reijnders internarse en el área, pero el holandés sólo pudo encontrar el larguero con Köhn, que tuvo que estar atento al fuerte disparo de Haaland.
El Mónaco lanzó entonces su banquillo y su último esfuerzo al mismo tiempo, y recibió un bonito regalo cuando Nico González levantó demasiado la pierna, y sin motivo alguno, para encontrarse en el camino con la cara de Eric Dier. El inglés se tomó la justicia por su mano y era probable que el Mónaco se llevase un punto de regalo.
Jugador Flashscore del partido: Erling Haaland