El Madrid es de los pocos equipos que puede encajar cuatro goles en un partido y culminar el encuentro con una victoria. La magia del Bernabéu. La efectividad ofensiva. El acierto en las pelotas paradas de jugadores con potencia física como Tchouaméni o Rüdiger le han permitido a los dirigidos por Carlo Ancelotti clasificarse para la final de la Copa del Rey 2024-2025.
Las sensaciones que pasan por Chamartín son sinónimo de tranquilidad. Una final, sin importar el sufrimiento previo, es una alegría enorme. Inmensa, más si se tiene en cuenta el desarrollo del partido de vuelta contra la Real Sociedad. Desde la táctica, sin embargo, se volvió a poner en evidencia un problema táctico mayúsculo que ha afectado al Madrid a lo largo de la temporada: los errores defensivos.
El partido, de hecho, inició con problemas: la Real liquidó al Madrid en el 0-1 (16') en una contra que tomó a la defensa blanca muy adelantada. Barrenetxea corrió hacia el espacio (por la banda de Lucas Vázquez) y puso el primero del partido. El 1-2 (72') proviene de un gol en propia puerta de David Alaba que, mal perfilado, encaja el balón en la portería de Lunin. Anteriormente, Pablo Marín deja en el camino a un Camavinga algo incómodo en la banda izquierda. Oyarzabal, de gran temporada con la Real, se encargó de hacer los dos goles siguientes para los txuri-urdines (80' y 90+3').
La épica, la locura de cada abril, le ha permitido al Madrid meterse en la final. La defensa, desde otra perspectiva, tiene mucho por mejorar de cara a la etapa más importante de la temporada.