Los primeros octavos de final de la Coppa Italia terminaron con la Juventus como protagonista, mostrando una actuación brillante, madura y con autoridad.
El equipo de Luciano Spalletti, compacto y concentrado, ha derrotado con aparente facilidad al Udinese de Kosta Runjaic, que ha caído 2-0 por un autogol y un penalti provocado por Palma, que luego ha transformado Locatelli.
Con este triunfo, los bianconeri se clasifican para los cuartos de final, donde les espera el ganador del Atalanta-Genoa, que se juega mañana a las 15.
Ventaja y dominio territorial
Tras el minuto de silencio por el fallecimiento de Nicola Pietrangeli, el partido se animó de inmediato. La Juventus, sin Vlahovic tras su grave lesión, confió en David para liderar el ataque: una decisión obligada, pero que no restó seguridad a los bianconeri.
En realidad, el primer intento ofensivo lo protagonizó el habitual Kenan Yildiz, que ha comenzó de forma brillante: en el minuto seis se quedó a centímetros de llegar a un centro tenso de Cambiaso, y en el 11 obligó a Sava a realizar la primera parada complicada de la noche tras un giro corto y un disparo con rosca desde la frontal. En el 21 volvió a hacer temblar el estadio, con otro remate que rozó el poste derecho del portero friulano. El Udinese observó, compacto pero demasiado pasivo, mientras la Juve creció, gana metros, impuso su ritmo y su confianza. Es un equipo que ocupa el campo con naturalidad.
El gol, de hecho, llegó con esa ligereza propia de los equipos que tienen el partido bajo control. McKennie pone un centro cortado, Palma intenta anticipar el movimiento de David pero termina desviando el balón a su propia portería: un autogol desafortunado, pero totalmente coherente con la dinámica del partido. Era el minuto 23 y el marcador se pone 1-0.
A partir de ahí, el partido fue un monólogo. Las estadísticas mostraron a una Juventus dueña del encuentro, con el centro de gravedad instalado en campo friulano. Cambiaso se lució por la derecha: primero con un disparo en el área, luego con otro remate bloqueado, siempre dando la sensación de que podía romper el partido en cualquier momento.
El partido se calentó definitivamente poco después de la media hora. Ehizibue encontró un hueco inesperado, hizo una vaselina sublime y marcó el gol, pero la celebración duró solo un instante: el lateral holandés estaba claramente en fuera de juego. El Udinese se ilusionó, el estadio respiró aliviado. Pocos minutos después, David anotó una auténtica genialidad: un disparo diagonal desde una posición imposible, balón al ángulo, estadio en éxtasis... hasta que el asistente levantó la bandera. El VAR confirmó el fuera de juego, aunque quedaban dudas: las líneas parecían trazadas sobre el defensor equivocado y daba la sensación de que el gol podría haber sido válido.

Palma, el hombre clave (involuntario) de la debacle friulana
La segunda parte comenzó con la Vecchia Signora retomando el ritmo donde lo dejó: intensidad alta, ideas claras y un control mental casi absoluto del partido. Los friulanos intentaron tímidamente acercarse al área rival, con Zaniolo que en el 47 construyó una jugada potente y limpia – superó a dos juventinos, disparó fuerte desde fuera del área – pero el balón se fue desviado mientras Di Gregorio observaba La Juve, en cambio, siguió creando y presionando. Yildiz, fiel a su repertorio, en el 54 volvió a intentar su clásico disparo con rosca, esta vez desviado, pero sirvió para reafirmar que la dinámica sigue siendo bianconera.
Las únicas preocupaciones llegaron por las lesiones: primero Koop cayó al suelo y permaneció dolorido en el hombro, luego Gatti en el 55 sufrió molestias en la rodilla y abandonó el campo. Entró Locatelli en su lugar, cambiando el esquema pero no la intensidad de la Juve. Runjaic respondió con un doble cambio: salieron Zarraga y Zaniolo, entraron Miller e Iker Bravo, buscando frescura e imprevisibilidad.
Pero siguió siendo la Juventus quien marca el ritmo del juego. En el 65 construye una jugada perfecta: David lanzó a Cabal por la izquierda, centro tenso del colombiano para McKennie, pero el disparo del estadounidense fue demasiado centrado y Sava lo rechazó. Sin embargo, la acción no terminó ahí: el VAR llamó a Fourneau, porque antes del centro Palma – el mismo del autogol – pisó claramente a Cabal. Las imágenes no dejaron dudas. Penalti, amarilla y otra noche para olvidar del defensor friulano.
Desde los 11 metros se presentó Locatelli, que acababa de entrar: carrera corta, disparo seguro, Sava vencido. Era el 2-0 para la Juventus, el golpe que sentenció el partido y la clasificación. El estadio celebró – a pesar del gol anulado a Openda en el final –, el equipo de Spalletti vuela a los cuartos de final.

Jugador Flashscore del partido: Locatelli (Juventus).
