El ADN que sembró Johan Cruyff en el Barcelona ahora convive con una denominación de origen alemana. La que ha patentado Hansi Flick. Y es que, bajos sus mandos, los partidos se han abonado al riesgo. A un escenario que a veces parece un doble o nada y en el que a veces sale cruz, pero en el que el equipo culé, casi por norma, ha encontrado la manera de revivir.
Contra el Atlético de Madrid, en un partido de mucha resonancia, volvió a ejemplificar las dos caras de la moneda: la de verse por debajo en el marcador, y aquí añadiendo otro riesgo marca de la casa, el de adelantar bastante la línea defensiva, y la de darle la vuelta a un panorama aciago. No fue ni la primera ni la segunda ni la tercera vez...
Concretamente, supuso el partido número 31 de los 81 en la era Flick en el que el Barça tuvo que jugar a remolque en el marcador. Que un equipo de su potencial y altos índices de posesión vaya por debajo en el 38.3% de los encuentros resulta un dato bastante elevado.

El dato se complementa con un manual de funambulista: en 14 de ellos terminó imponiéndose a su rival, misma cifra que en los que acabó consolidando la derrota, por tres empates en esta paradoja aristotélica de sus datos.
Más problemas en Champions
Si el año pasado obró nueve remontadas, en esta ya va por cinco, amenazando con poner un nuevo listón. Todas ellas han tenido lugar en la Liga. Cifra significativa teniendo en cuenta que ha habido un total de 16 por ahora en el torneo doméstico. De hecho, ningún equipo ha sido capaz de sumar más de dos más allá de los azulgranas.
En un choque de enjundia, de los vitales para el devenir del campeonato y que marcan tanto al que gana como al que perdió, al Barcelona le volvió a sonreír la fortuna para reafirmar su liderato. En la Champions, pese a que esa tendencia se mantiene, con dos victorias y dos derrotas, por un empate, las consecuencias están siendo peores; no solo porque el equipo marcha 18º, sino porque esa ruleta rusa, como ya quedó demostrado contra el Inter de Milán en la anterior edición, es un camino de hielo muy quebradizo rumbo al sueño de levantar otra 'Orejona'.
