Miembro destacado de la sub-20 que disputó el pasado Mundial de Chile -con un gol y una asistenca en cinco partidos-, el extremo de Vilassar de Mar es el ejemplo perfecto de que no todos los jóvenes proyectos de crack tienen cabida en un grande, por mucho que ese sea un Barça que siempre apuesta por sus canteranos.
Pero en el caso de Jan Virgili, la llegada de Rashford y de Roony Bardghji le dejó sin sitio en verano. Y entonces apareció el Mallorca, con un Jagoba Arrasate que se había quedado prendado de sus virtudes en la Eurocopa sub-19 -dos goles y dos asistencias- y en el juvenil blaugrana -cuatro goles y tres asistencias en la Youth League-.
Tanto fue así que el club balear acordó pagar los 3,5 millones de euros en los que los culés habían tasado el 50 % del valor de su joven joya, que firmó por cinco temporadas. Y en cuanto llegó y estuvo en forma, a jugar. Aunque no todo fue positivo. De manera indirecta, la confianza del técnico en él sentó muy mal al por entonces capitán bermellón, Dani Rodríguez, apartado desde entonces por unas declaraciones explosivas contra su técnico por confiar en un recién llegado para jugar unos minutos en el Bernabéu antes que en él, que se quedó sin que sus hijos pudiesen verle jugar.
De la miniRojita a la Rojita
Ese estreno en Primera en el coliseo madridista fue el punto de partida de un Jan Virgili que se marchó al Mundial y que ha comenzado a ofrecer parte de su repertorio a su regreso. Su buen hacer en el Mallorca, donde ya acumula dos asistencias en ocho partidos oficiales (siete en Liga y uno en Copa), le valieron la llamada de David Gordo para la Rojita.
Ante San Marino salió de titular y marcó dos golazos: uno con un tremendo disparo de rosca a la escuadra desde la frontal del área, y el segundo, tras una asociación perfecta con otro genio de su generación como el bético Pablo García.
En Palma se frotan las manos con él, ya sea por poder disfrutarlo deportivamente o por sacar una buena tajada económica en un futuro. Si bien hay que recordar que el Barcelona se quedaría con la mitad de un traspaso, o recuperaría a Jan Virgili igualando cualquier oferta que llegase -abonando sólo la mitad del precio- siempre que el Mallorca, claro, quisiera desprenderse de su nueva estrella.
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