El hasta ahora guardameta cuelgas las botas y los guantes tras haber hecho carrera en el filial azulgrana y en el Real Valladolid, club en el que estuvo durante siete temporadas. Al Pucela llegó al dar por terminada su etapa de culé, en cuyo primer equipo apenas iba a poder acumular minutos -fueron escasas sus participaciones-.
Masip vivió tres ascensos y un par de descensos en el José Zorrilla, donde acostumbró a tener un papel destacado. Hubo ciertos tramos en los cuales sufrió más para mantener su puesto de titular -como en la etapa con Roberto Jiménez-, pero en general fue una pieza importante. Además, fue ganando enteros hasta erigirse capitán.
Aunque sabe que podía haber apurado un poco más, ha optado por no seguir: "Quería volver a casa y dar estabilidad a mi familia y a mis niños. Que se adaptasen aquí lo mejor posible. No quería marearlos de un sitio a otro por los pocos años que me quedaban de jugar. Ha sido una decisión meditada y estoy muy contento. Disfruto viendo los partidos de otra manera".
Y tiene claro dónde va a centrar sus energías a nivel profesional: "Lo que quiero para el futuro es formarme para ser entrenador de porteros, que es algo que me ilusiona". Así, la idea de Jordi es transmitir sus conocimientos "a los jóvenes porteros que vengan de abajo" con el fin de que "aprendan un poco" de lo que él ha ido absorbiendo durante su trayectoria en la élite.
La última vez que el catalán disputó un partido oficial fue el 2 de junio de 2024, días después de que los blanquivioletas certificaran el regreso a LaLiga EA Sports. Los hombres que dirigía Paulo Pezzolano cayeron en Tenerife y se despidieron así del campeonato, aunque el objetivo estaba ya cumplido. El veterano Ángel Rodríguez anotó el definitivo 2-1.