El Atlético de Madrid ha sido capaz de sumar un punto en Balaídos después de jugar una hora en inferioridad por la expulsión de Lenglet. Aspas empató en la segunda mitad el tanto tempranero de Starfelt en propia puerta. Un empate de mérito el de los colchoneros que hace que el Celta se mantenga como el único equipo de Primera en no saber lo que es ganar aún en LaLiga.
Centro de datos del Celta-Atlético de Madrid
Con un testarazo de Borja Iglesias que intentó pillar a contrapié a Oblak comenzó el partido. Emociones fuertes que no rehuyó para nada el Atlético de Madrid, al que le encantan, a sus jugadores más que al Cholo, esos encuentros de ritmo alto e idas y vueltas. Lo demostraron enseguida, con un pase interior de Griezmann, que sigue viendo oportunidades donde otros ven piernas, a la carrera de Pablo Barrios. Le acompañó Julián Álvarez, pero el último pase, que no era preciso hacia el argentino, lo interceptó Starfelt, quien en su intento de evitar el gol lo introdujo en su portería.
Más de cara con ese 0-1 al poco de comenzar no se le podía poner el choque a los rojiblancos, quienes tenían problemas para sacar el balón ante la presión alta del rival, pero hacían un daño brutal a la contra. Tuvo el segundo Giuliano en otro pase calcado de Griezmann, pero el argentino no atinó con su disparo. Mientras, el Celta no le perdía la cara a esa lucha, si bien la inclusión de Llorente como tercer central cuando el Atleti no tenía balón, cerraba cualquier camino hacia Oblak. Lo de Llorente, de chapeau, porque rinde bien lo pongas donde lo pongas.

La torpeza de Lenglet
Esa solidez atrás permitía a los colchoneros incorporarse con confianza al ataque. En uno de ellos, Hancko probó a Radu, quien respondió con un paradón. Y Nico González también se plantó ante el portero rumano, aunque mandó el balón al segundo anfiteatro. Entonces llegó la torpeza de Lenglet. El central, ya con amarilla, agarró a Jutglà y se ganó la segunda. ¿Se la podría haber ahorrado el colegiado? Pues sí. ¿Está mal expulsado? Pues no. La culpa, en todo caso, no es del árbitro sino del francés, que quiso hacer un caño y lo pagó muy caro.
En inferioridad esos cinco últimos minutos antes del descanso, el Atleti sufrió con el físico y los remates de Borja Iglesias. Sólo Oblak evitó el empate.
Griezmann, sacrificado: del Principito al príncipe de las bateas
A pesar de sus buenos minutos, Simeone decidió dejar en la caseta al Principito para ajustar su defensa con Javi Galán. Como era previsible, el Celta se instaló en el área madrileña desde la reanudación, pero sin generar excesivo peligro. Incluso perdieron varios minutos la posesión. Giráldez no esperó más y agitó el árbol antes del cuarto de hora con el ingreso de Hugo Álvarez. Y no tardó en meter a Bryan Zaragoza y al eterno Aspas. Ahí estuvo el punto de inflexión. Mingueza puso un centro al corazón del área que remató con fe Borja Iglesias y rechazó Oblak. El balón quedó muerto en el área chica y por allí apareció el príncipe de las bateas para empatar el partido.

Viendo peligrar hasta el 1-1, el Cholo revolucionó su equipo, retirando a Javi Galán, que no se creía ser sustituido tras apenas media hora en el campo. Quería refrescar a los suyos, insuflarles aire para defender y, si era posible, aunque fuera a balón parado como hicieron con Le Normand, intentar la proeza. Los últimos minutos fueron un ejercicio de resistencia enorme de los atléticos con los celestes volcados en busca del triunfo. Se quedaron en el intento para seguir sin ganar y sumar su sexto empate, todos por 1-1, en ocho encuentros. El Atleti, por su parte, ve cortada su racha y muestra que tampoco sabe ganar lejos del Metropolitano. Y ojo, sólo ha conseguido tres victorias en LaLiga. Pero con uno menos sobre el césped, este empate le sabe a gloria. Seguro.

Jugador Flashscore del partido: Iago Aspas (Celta)