Desde la decisión en primera instancia dictada por la Direction nationale du contrôle de gestion (DNCG) el 24 de junio, que causó estupefacción en Lyon y más allá, las cosas han cambiado en el OL, sexto de la Ligue 1 la temporada pasada y clasificado para la próxima Europa League.
El empresario estadounidense John Textor, que nunca convenció a la DNCG con su poco claro sistema de multipropiedad (Molenbeek, Botafogo...), ha dimitido como presidente del OL, aunque sigue al frente de la sociedad matriz, Eagle Football Holding (EFH).
Su decisión ha sido tomada bajo la presión de los directivos, que no quieren perder definitivamente las decenas de millones de euros inyectados en el club, y también del fondo de inversión Ares, que prestó a EFH 425 millones de euros cuando adquirió el club.
La multimillonaria estadounidense Michele Kang, accionista del Eagle Football Group (OL) y presidenta del equipo femenino (OL Lyonnes), le sustituye desde el 30 de junio.
El miércoles defenderá los intereses del club del Ródano ante un comité de apelación, junto con el alemán Michael Gerlinger, respetado experto en fútbol europeo tras 18 años como director operativo del Bayern de Múnich, que ha sido nombrado consejero delegado del OL.
Según una fuente cercana al asunto, su papel consistirá en mostrar claramente en las cuentas del OL las sumas procedentes del holding, para demostrar que el club dispone de las cantidades reclamadas por la DNCG.
Austeridad
Desde el 15 de noviembre, cuando la DNCG rebajó la categoría del club de forma provisional -es decir, a la espera de una respuesta del club a las denuncias que había recibido-, se han anunciado una serie de entradas de efectivo y medidas de recorte de gastos: los accionistas han aportado 83 millones de euros en efectivo; los prestamistas de Eagle acordaron a finales de enero un aplazamiento de las deudas; y un centenar de empleados se han dado de baja en virtud de un plan voluntario.
Además, han expirado oficialmente los 19,5 millones de euros de las opciones de compra obligatoria de tres jugadores cedidos: Saïd Benrahma, Amine Sarr y Johan Lepenant. Y el PSG ha pagado los 50 millones de euros del traspaso de Bradley Barcola, inicialmente pagaderos en varios plazos.

Las rescisiones de contrato o los traspasos de jugadores caros (Alexandre Lacazette, Nicolas Tagliafico, Anthony Lopes, Maxence Caqueret y, recientemente, Rayan Cherki, que se marchó al Manchester City a principios de junio por un traspaso de 42,5 millones de euros, primas incluidas) también han aligerado la masa salarial en unos 30 millones de euros. Sin embargo, esto no es suficiente para la DNCG.
El objetivo sigue siendo reducir la masa salarial de 160 a 75 millones de euros. Si el club permanece en la Ligue 1, la DNCG podría imponer controles salariales y de contratación. En este sentido, se espera que Michele Kang presente un plan de austeridad, que incluya nuevos fichajes y un límite salarial para los jugadores.
Venta del Crystal Palace
La venta de las acciones de Ares en el club inglés Crystal Palace a finales de junio por cerca de 200 millones de euros decepcionó finalmente a la DNCG: Ares habría recibido 160 kilos para garantizar su préstamo a Textor, que luego sólo canalizó 40 millones de euros hacia el Lyon, cuando el organismo de control financiero esperaba 80 millones.
Por último, la DNCG está estudiando el caso de tres jugadores del Botafogo (Brasil), cuyos derechos económicos fueron transferidos al Lyon este invierno. Luiz Henrique fichó por el Zenit de San Petersburgo por 33 millones de euros en enero, mientras que Igor Jesus firmó por el Nottingham Forest por 11,5 millones a principios de julio. En teoría, estas cantidades deberían haber ido a parar al OL.
Si la comisión confirma el descenso del club a la Ligue 2, el OL aún podría someter el asunto a la conciliación del Comité Nacional Olímpico y Deportivo Francés (CNOSF), o incluso al tribunal administrativo.
La decisión final influirá en el destino europeo del OL, clasificado para la Europa League, pero que sólo podrá participar si permanece en la Ligue 1.