Literal y figuradamente, Aurélien Tchouaméni se ha puesto a 100 como jugador del Real Madrid. Por haber cumplido esa cifra vestido de blanco y por ofrecer lo mejor de su repertorio, ocultando sus defectos más evidenciados en este rol clave de bisagra del equipo.
Así que es, por derecho propio y por clara influencia de su entrenador, uno de los nombres más destacados en este arranque de la era Xabi Alonso. El tolosarra tomó una decisión que puede haber cambiado el sino del francés en el equipo. En estos primeros choques, al menos, lo ha hecho.
El 1-3-5-2 ideado por el sustituto de Carlo Ancelotti está potenciando sus virtudes y enmascarando sus defectos. Tchouaméni viene de haber alternado como mediocentro y como central con el italiano. Ahora, incrustado como hombre libre de la defensa, su papel se ha redefinido.
La presencia de dos centrales al lado le ha arropado bastante. Tiene que salir menos a arriesgar, peaje que le hizo sufrir en el pasado reciente como defensor puro y duro. Es más, es a él a quien le toca corregir desde su visión 360 en la nueva demarcación. De hecho, es el jugador con más tiros bloqueados de todo el Mundial de Clubes, con ocho.
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