A pesar del triunfo 5-1 ante Bielorrusia, Grecia ha conseguido sus mejores resultados generalmente fuera de casa, y al inicio del partido el equipo de Ivan Jovanovic cometió una serie de pases imprecisos que permitieron a los visitantes tomar la iniciativa.
Dinamarca tuvo la oportunidad de adelantarse temprano, a los siete minutos, cuando Joachim Maehle encontró mucho espacio por la banda izquierda, pero su centro para Mika Biereth no fue preciso y el balón terminó en las manos del portero Konstantinos Tzolakis.
Mientras los griegos no lograban encontrar su ritmo habitual, la maquinaria ofensiva danesa mostraba buenas sensaciones, y el equipo de Brian Riemer estuvo cerca de aprovechar su dominio cuando Georgios Vagiannidis, intentando despejar un centro de Skov Olsen, casi envía el balón a su propia portería con la rodilla.
Después de que Victor Froholdt, del Oporto, quien regresó al once inicial danés tras no jugar contra Escocia, rematara al lateral de la red desde cerca, los daneses se pusieron en ventaja a los 32 minutos. El jugador del Brentford Mikke Damsgaard robó el balón cerca del área y definió con un gran disparo al que Tzolakis no pudo responder.
Poco antes del descanso, Pierre-Emile Hojbjerg estuvo cerca de ampliar la ventaja con un tiro libre lejano que fue desviado, pero Tzolakis salvó con el pie y evitó más daño para los locales antes del entretiempo.
Dinamarca, con los deberes hechos
Dinamarca consiguió su primer billete a un torneo en 1983 tras vencer 2-0 en Grecia, y parecía decidida a dar otro paso clave hacia la clasificación, aunque perdió momentáneamente el control del partido justo después del descanso, cuando los anfitriones salieron con la intención de meterse de nuevo en el encuentro.
Pero tras 62 minutos de juego, la situación empeoró para los locales, ya que el defensor central del Barcelona Andreas Christensen, quien acaba de regresar tras una larga lesión, marcó el segundo para los daneses en una jugada similar al primer gol de Damsgaard para los visitantes.
El segundo gol danés pareció desmoralizar visiblemente al equipo griego, que se mostró completamente fuera de lugar y muy lejos del nivel que ha mostrado en sus últimos 13 partidos, donde ha conseguido diez victorias.
A 10 minutos del final, Dinamarca sentenció el partido cuando Patrick Dorgu desbordó por la banda, eludió al portero y, tras estrellar el balón en el poste, Rasmus Hojlund apareció para empujar el balón al fondo de la red.