Jack Grealish es un talento puro que se ha desviado. Nada nuevo bajo el sol. La historia del fútbol está llena de estrellas rutilantes, algunas de las cuales se han apagado para siempre mucho antes de lo que nadie podía imaginar. Comprado por más de 120 millones de euros en 2021 por el Manchester City, se le consideraba la estrella emergente del fútbol inglés, llamado a destacar tanto en la Premier League como con la selección nacional de los Tres Leones.
Hoy, cuatro años después, está al margen del proyecto técnico de Pep Guardiola y también ha perdido la titularidad en la selección. Su carrera ha caído en picado, debido a problemas físicos, discontinuidad en el rendimiento y, según muchos, cierta dificultad para encajar en un contexto táctico rígido como el del City.
En definitiva, ha llegado el momento de volver a empezar. Desde otro lugar. Quizá desde Italia. Y sí, porque según informa Fabrizio Romano, Grealish ha expresado su disposición -de hecho, su entusiasmo- respecto a un posible fichaje por el Nápoles. "Grealish estaría muy contento de ir al Nápoles". Y, en efecto, para el inglés, la oportunidad de relanzarse en el club campeón de Italia podría ser un punto de inflexión.
Los pros: revancha, motivación y relanzamiento
La llegada de Grealish al Nápoles podría ser un golpe de efecto muy sonado para ambas partes. Para el jugador, significaría una oportunidad concreta de relanzarse en un club ambicioso y competitivo, recién conquistado un Scudetto histórico.
La experiencia de Scott McTominay, ex del Manchester United, está ahí para demostrar cómo el Nápoles puede convertirse en un contexto ideal para quien quiere volver a escena: también considerado un talento sin explotar, se ha convertido en el hombre símbolo del Scudetto partenopeo. La eventual llegada de Grealish traería consigo una fuerte carga emocional: la de quien quiere demostrar que no ha sido sobrevalorado, que vale esos 120 millones, que puede volver a ser decisivo.
Para el Nápoles, además del potencial técnico, la compra de Grealish representaría también una mejora en términos de imagen. Tras una suntuosa campaña de compras, que ya ha traído a los azzurri, entre otros, a nombres como Kevin De Bruyne y Noa Lang, la inclusión de otro perfil internacional como el del inglés supondría reforzar aún más la candidatura no sólo al próximo Scudetto, sino también a un papel protagonista en Europa.
Antonio Conte, entrenador de muñeca y hábil gestor de vestuarios complejos, podría ser la figura adecuada para encauzar el talento -y el carácter- de Grealish hacia un rendimiento consistente e incisivo.
Los contras: contratación, coste e incógnitas tácticas
Pero aunque las ventajas parecen evidentes, también hay varios factores que invitan a la cautela. En primer lugar, el aspecto económico: Grealish gana casi 20 millones de euros por temporada, un salario fuera de escala para los parámetros del Nápoles.
Para hacer posible la operación, sería necesario un fuerte paso atrás por parte del jugador. Además, aunque el Manchester City esté dispuesto a vender por una ganga, es difícil imaginar que pueda ser una operación a coste cero: el club inglés seguirá queriendo hacer caja, o al menos encontrar una fórmula de préstamo, quizá con obligación de recompra.
También hay que tener en cuenta una incógnita táctica. El Nápoles ya ha invertido mucho en la línea de tres cuartos y en ataque, por lo que la titularidad de Grealish no estaría ni mucho menos garantizada, sobre todo a los ojos de un entrenador como Conte, que no concede nada por derecho. El inglés tendría que ganárselo todo.
Tampoco hay que olvidar el aspecto del carácter: aunque tiene carisma y personalidad, Grealish no siempre ha mostrado un gran equilibrio y regularidad. En este sentido, el Nápoles podría representar una nueva maduración, pero también un reto arriesgado si no se afronta con la cabeza adecuada.
La hora de DeLa y Conte
Jack Grealish y el Nápoles son dos caminos que podrían cruzarse por conveniencia y ambición. Para el antiguo chico de oro del fútbol inglés, sería una oportunidad que aprovechar para reiniciarse y acallar a los escépticos. Para el Nápoles, sería una muestra más de crecimiento estructural, técnico y de imagen.
Pero para que la operación salga adelante, será necesario un encaje perfecto: económico, táctico y, sobre todo, mental. La voluntad del jugador está ahí. Ahora depende de De Laurentiis y Conte ver si esta apuesta puede convertirse realmente en una ganga.