Sin duda se puede perder una final. Más después de haber ganado tanto en poco tiempo. La era del Real Madrid es envidiable, agobiante. Desgasta a rivales y, cuando se rompe, recuerda que el equipo está conformado por humanos, por futbolistas comunes y corrientes (salvo algunas excepciones que son extraterrestres y están hechos para marcar una época, sean Mbappé y Vini) que cometen errores y que también caen, como las personas que no viven del deporte.
En la derrota, como se dijo en abril de 2023 tras la goleada recibida en manos del City en el Etihad, están las formas. Perder una final por 0-1 da cierto aire de tranquilidad al pensar que se hizo lo que se pudo. La pregunta que surge después de una noche como la del domingo en Yeda es ¿Qué se hizo para competir? ¿Qué estrategias existían para ganar?... La respuesta, simple : no se hizo mayor cosa más allá de las individuales de Mbappé (la buena noticia es que recuperó su máximo esplendor), no había estrategia de ataque. Se demostró cuando se tuvo un hombre de más y, por otro lado, la defensa parecía un autocar con dos huecos enormes: la banda derecha ( a ver si Trent logra arreglar algo de ese problema o incluso un lateral diestro natural de menor perfíl) y la zaga (Tchouaméni sale en la foto en dos goles. Mal perfilado y lento en el retroceso).

La caída es táctica. El gol de Mbappé empezando el partido fue un accidente: el Barça ya había tenido dos claras que no subieron al marcador gracias a las buenas intervenciones de Courtois en los cuatro primeros minutos. Mbappé, en una contra, liquidó al Barcelona e hizo soñar al Madrid hasta que apareció Lamine Yamal, otro jugador llamado a marcar una época, que se inventó un golazo para desequlibrar el partido. Lewandowski, Raphinha (X2) y Alejandro Balde culminaron una noche que pudo ser peor para Ancelotti de no ser por la expulsión de Sczczesny. Se habla poco... pero Araújo llega tarde a una disputa con Mbappé e impulsa al portero polaco a buscar la roja (no estaba obligado, la ventaja era cómoda). El charrúa también vio una amarilla después de perder otro mano a mano con Mbappé. Regular forma del central.
Rodrygo maquilló con un gol de libre directo el resultado. Iñaki Peña coloca mal la barrera y se duerme cuando el balón va hacia su palo. El Barcelona sin uno más se defendió con inteligencia. Partidazo de Raphinha, de lejos el MVP del encuentro y, como siempre, Lewandowski apareció cuando tenía que aparecer. Letal el polaco en el juego de espaldas. Incomodó a Rüdiger sacándolo de zona para recibir balones lejos del área merengue.
Se dirá en Valdebebas que había que perder una final.
Se dirá en el cuerpo técnico que existe tiempo para corregir.
Así como se dijo después de la caída en el Clásico del Bernabéu y como se dijo tras ceder partidos contra el Milan y el Liverpool.
Algo ocurre en el Madrid durante los partidos importantes en el presente curso.
Algo debe corregir el cuerpo técnico si quiere evitar una catástrofe en la que iba a ser la temporada del 'septete'.