San Lorenzo vuelve a sacudirse en el plano institucional. La Cámara Civil resolvió hacer lugar a la medida cautelar presentada por Marcelo Moretti, quien había cuestionado la legalidad de la acefalía declarada a mediados de septiembre, y determinó que el proceso debía “retrotraerse hasta que la Comisión Directiva se reúna nuevamente de manera legítima y conforme al Estatuto”.
Un fallo que cambia el panorama azulgrana
El conflicto se había originado cuando, tras una serie de renuncias dentro de la Comisión Directiva, el club declaró la acefalía y avanzó en la formación de un gobierno de transición. Moretti, quien había retomado sus funciones luego de una licencia, impugnó esa decisión al considerar que no se habían cumplido los pasos estatutarios correspondientes y que existían suplentes habilitados para ocupar los cargos vacantes.
La Justicia le dio la razón. Según el fallo, la salida de Moretti y la declaración de acefalía se dieron sin seguir el procedimiento previsto por el estatuto, lo que motivó la nulidad del proceso y la suspensión de la Asamblea Extraordinaria que había sido convocada para definir la conducción del club.
Qué viene ahora para San Lorenzo
Con la nueva resolución, Moretti podrá reasumir la presidencia y tendrá un plazo de 15 días para convocar a una reunión de Comisión Directiva, que deberá realizarse bajo la supervisión de la Inspección General de Justicia (IGJ).
Sin embargo, la historia dista de estar cerrada. Dentro del club ya analizan los pasos a seguir y no descartan apelar o tomar medidas legales, al sostener que actuaron conforme a derecho y que la decisión judicial altera nuevamente la estabilidad institucional.
Desde el entorno dirigencial remarcan además una coincidencia llamativa: esta es la segunda vez que la Justicia interviene a favor de Moretti poco antes de un partido de local, un detalle que no pasó desapercibido entre los hinchas y que vuelve a poner el foco en el clima político interno del club.

Contexto de una gestión turbulenta
El retorno de Moretti se da en un momento complejo para San Lorenzo, que viene atravesando un año con tensiones políticas, renuncias y un rendimiento deportivo irregular.
El dirigente, que había asumido con la promesa de ordenar las cuentas y fortalecer la estructura institucional, deberá ahora reconstruir puentes dentro de una Comisión Directiva fracturada y retomar el control de un club que no termina de encontrar estabilidad.