El jugador español llegó al All England Club con un único objetivo: reinar en el Grand Slam de hierba por tercera vez consecutiva para ampliar su leyenda a pesar de tener todavía muchos años de tenis por delante. En las dos últimas finales derrotó al legendario Djokovic y la historia podría llegar a repetirse a finales de semana.
No lo iba a tener nada sencillo en la jornada del viernes porque se enfrentaba a un rival que llegaba en plena forma y que afrontaba la cita tras haber ganado un par de títulos en su gira sobre la superficie verde (en Stuttgart y en Eastbourne). Además, su quinta posición en el ranking de la WTA evidencia que está haciendo las cosas muy bien en los últimos tiempos.
Toma y daca
Alcaraz se benefició al comienzo de la suerte del campeón: su revés paralelo tocó en la red y cayó hacia el lado de Fritz, que se mostró incapaz de llegar al quedarse la bola muerta. Y fue así como quebró el servicio, una ventaja que mantuvo en el tiempo tras salvar después una amenaza de rotura y que le permitió dar forma al 4-6.
La segunda manga fue distinta, pues ninguno de los dos bajaba el ritmo en sus respectivos servicios. Hubo que esperar al octavo juego hasta que se dio la única posibilidad de rotura -a favor del norteamericano, que se creció con el paso de los minutos-. Y, en esa misma línea, Fritz se hizo grande ante el contexto de tener que disputar un tie-break y forzó el empate desde el resto tras dejar a cero a su oponente (7-5).
A una victoria de la triple corona
Poco después, en el arranque del tercer set, el de El Palmar le devolvió la jugada y se colocó 1-3 para recuperar sensaciones y rebajar la euforia del número cinco del mundo. Esa pequeña, suficiente y valiosa renta fue suficiente en su misión de dominar de nuevo en el marcador global. Dicho y hecho: triunfo parcial por 3-6 que le dejaba a un paso del billete a la cita del domingo.
Taylor, que estaba sacando muy bien el torneo, aprovechó el cambio de pelotas de la mejor forma posible: firmó hasta cuatro aces de manera consecutiva (protagonizó 19 en total a lo largo del envite, seis más que el vigente campeón). La igualdad fue imperiosa en todo momento, sin apenas sobresaltos ni sorpresas, y finalmente hubo que esperar a un desempate en el cual venció el de casi siempre, obligado a salvar dos puntos de set (6-8).