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Xolos de Tijuana: la enésima reinvención de Juan Carlos Osorio

Juan Carlos Osorio
Juan Carlos OsorioPhoto by FRANCISCO VEGA / Getty Images South America / Getty Images via AFP
El entrenador colombiano ha revolucionado la frontera con una esperada clasificación a la liguilla del fútbol mexicano, una instancia que Tijuana no vivía hace tiempo, y con su método de entender el fútbol con el que pudo vencer con claridad al Cruz Azul de Martin Anselmi, considerado el mejor equipo de la liga.

El 1 de diciembre de 2017, los ojos de un país de más de 120 millones de personas se postraron sobre Diego Armando Maradona, quien era enfocado por cientos de cámaras de televisión en el Palacio Estatal del Kremlin en Moscú, Rusia. El astro argentino, que llevaba puesto un moño amarillo, estiró el papelito que estaba dentro de la bola que había sacado de una de las urnas puestas para el sorteo de la Copa del Mundo de Rusia 2018 y el mundo entero leyó ‘México’.

Y mientras todos los mexicanos se lamentaban al enterarse de que el destino había decidido que el Tri iba a debutar contra Alemania, la transmisión internacional del evento enfocó al entrenador nacional Juan Carlos Osorio, quien no pudo disimular una pequeña sonrisa.

Pero si bien muchos medios mexicanos describieron ese gesto de Osorio como puro nerviosismo, el colombiano tenía claro que jugar contra Alemania era, en realidad, una buena noticia para su metódico sistema de competencia que había interpuesto en el seno de la selección mexicana de fútbol. Al salir del evento, frente al periodismo ávido de escuchar su voz, dijo sentirse tranquilo y confiado en sus dirigidos. No era para menos, Osorio tenía un plan –siempre tiene uno— que meses después iba a conmocionar al mundo entero.

Obsesión con el juego

Los primeros recuerdos en la vida de Juan Carlos Osorio tienen que ver con el fútbol. Desde muy pequeño, en su natal Caldas, el colombiano quedó atrapado por la pelota. Gracias a su personalidad obstinada y necia se entregó por completo a la idea de estar ligado para siempre al deporte más popular del mundo.

Fue esa obsesión la que le permitió llegar a ser futbolista profesional y, aunque fue una carrera lejos de la gloria deportiva, se convenció –por si hacía falta— que iba a vivir por y para la pelota. Retirado en ligas menores de Estados Unidos, Osorio entendió que, si quería dar el salto su pasión le pedía, tenía que capacitarse en muchos aspectos, incluidos muchos que iban más allá de la pelota.

Consciente que la Premier League comenzaba a posicionarse como la mejor liga del mundo, Osorio viajó a Inglaterra para matricularse en la carrera de Ciencias Superiores del Fútbol en la Universidad de Liverpool. Ese primer paso importante en su vida fue determinante para todo lo que vendría.

Desde alquilar una habitación en una casa vecina al campo de entrenamiento del Liverpool para ver los entrenamientos y plantarse en la sede del Manchester United para rogarle a Sir Alex Ferguson que lo dejara ver sus prácticas, su vida giraba alrededor de la pelota más que nunca en su vida. Al final, tras tocar puertas con su apasionada misión, Osorio pudo obtener una licencia ‘Pro’ de la UEFA y al poco tiempo pudo entrar en la dinámica del Manchester City, primero como preparador físico y después como auxiliar del Primer Equipo. Una travesía de cinco años que lo encumbraría como una de las mentes más prodigiosas del planeta fútbol.

El Tri: la cúspide de su carrera

Tras su paso por el City, Osorio deambuló como entrenador en varios equipos (como Millonarios, Once Caldas y Atlético Nacional en Colombia; Chicago Fire, New York Red Bulls en la MLS y un fugaz paso por el Puebla mexicano) en los dejaba una huella marcada por interponer una filosofía integral y progresista. Su deber no se limitaba en la cancha, sino que entablaba las bases de su manera de entender el juego. 

Y aunque no siempre lo acompañaron los resultados, el mote de ‘Profesor’ se le quedó para siempre. 

Con frases en las camisetas, con su intención de siempre preponderar hablar del juego con conceptos ante la prensa y de exigir la máxima disposición de sus dirigidos, Osorio llegó en 2015 al banco de la selección mexicana. 

En un suelo carente de entrenadores con hambre de capacitación constante, el colombiano marcó diferencia, pero también un exacerbado escrutinio. Su metodología, siempre en pos de encuadrar la mejor táctica posible con el material humano disponible, dinamitó muchas verdades absolutas que había en el seno del fútbol mexicano. Lejos de encontrar un equipo y darle rodaje, Osorio fue variando alineaciones, nombres y hasta posiciones para distintos jugadores. Las críticas no se hicieron esperar. Pero, lejos de afectarlo, el colombiano siguió con lo suyo y ni una histórica derrota por 0-7 frente a Chile en la Copa América Centenario lo separaron del cargo.

Obstinado como siempre y con la mente en el Mundial, Osorio pudo calificar con calma a la selección a la justa rusa y sobrevivió a las dos sacudidas que representaron la Copa Oro y la Confederaciones de 2017. Pero fueron los últimos amistosos previos al partido contra Alemania los que dejaron más dudas y generaron las críticas más feroces en contra de su gestión. No obstante, con la confianza plena en sí mismo que ha cultivado desde niño, aseguró una semana antes que sabía cómo vencer a la cuatro veces campeona del mundo.

El 17 de junio de 2018 está marcado con letras de oro en la historia del fútbol mexicano. Esa tarde, todo el país se emborrachó de júbilo por la victoria más resonante que la selección había tenido en todos los mundiales que había disputado. México sacudió al mundo con el gol de Hirving Lozano, pero sobre todo con el planteamiento perfecto de Osorio que se graduó ante los ojos del planeta como un estratega capaz lograr lo imposible.

Pero, a pesar de ese logro mayúsculo, la travesía del Tri en el Mundial ruso terminó siendo más de lo mismo. Con desgaste y cansancio evidente en sus jugadores, México cayó ante Brasil en los fatídicos octavos de final. Consciente del desgaste sufrido con el correr del tiempo, Osorio terminó yéndose del combinado mexicano, a pesar de que los directivos le ofrecieron seguir en el puesto. Una decisión que después describiría como la peor de su vida.

México, su segundo hogar

Tal vez por eso, tras varios tumbos en distintas partes del mundo, Osorio aceptó la oferta que a principios de este año recibió por parte de Xolos, un equipo que no estaba en la fase final del fútbol mexicano y que incluso llegó a pagar la multa millonaria correspondiente por terminar en el último lugar de la tabla porcentual.

Con nuevos bríos, pero con la misma obsesión por el juego, Osorio ha sacado provecho de las cualidades de un plantel que dista mucho de ser de los mejores del país y que este miércoles venció con claridad y contundencia 3-0 al Cruz Azul de Martín Anselmi en el partido de ida por los cuartos de final de la Liga Mx, un equipo que lleva consolidando una idea clara desde hace un año.

En la previa del partido, los medios se concentraron en preguntarle al Profe Osorio sobre cómo podría plantearle cara al mejor equipo de la liga. Después de enumerar las virtudes de sus Xolos para enfrentar la eliminatoria, el colombiano fue tajante: “Después de dos partidos veremos cuál equipo es mejor”.

Varios en la sala de prensa dibujaron sonrisas socarronas y en programas de televisión no dudaron a la hora de menospreciar su labor y catalogar como favorito al equipo de Anselmi. Pero Osorio ni se inmutó. Como aquel diciembre de 2017, el Profe la tenía clara y su equipo salió a la cancha representando bien sus ideas. Porque, por si alguien todavía tiene dudas, el Profe tenía un plan. El Profe siempre tiene un plan. 

Después de unos momentos en los que todo el país contuvo el aliento, la suerte decidió que el Tri iba a estar ubicado en el grupo F de la competición y que el debut anhelado sería contra Alemania. Mientras millones de mexicanos se lamentaban por tan cruel destino, la transmisión de televisión enfocó al colombiano Juan Carlos Osorio.